Si la protagonista se llama Penny Lane, sus hermanas son Lucy y Rita, sus padres se conocieron el día del
asesinato de John Lennon y son vegetarianos convencidos porque Sir Paul
McCartney lo es, y el club que da título al libro viene de la canción Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band,
es de suponer que el espíritu de los cuatro de Liverpool impregne las
páginas de esta historia, ¿verdad? En cierto modo, así es, pero lo más
valioso de la novela de Elizabeth Eulberg no son las canciones de The
Beatles, es la lección sobre amistad y superación que transmite.
A Penny Lane le han roto el corazón, la han engañado y jura que no volverá a confiar en un chico jamás. Esto hace, que ella quiera abrir El Club de los Coraz
Las reglas del club son sencillas: sus miembros no tienen permitido salir con chicos, al menos, durante el tiempo que les quede en McKinley High School, es obligatorio asistir a las sesiones del club los sábados por la tarde y siempre estarán dispuestas a ayudar a otra amiga, miembro del club, en lo que sea que necesite. La idea se vuelve cada vez más popular llegando al súmmum con un artículo en el periódico de la escuela, que les granjea el odio de la población masculina, incluido el director del instituto. Y por si eso fuera poco, la líder y fundadora del club, el ejemplo a seguir, empieza a sentirse atraída por Ryan, que parece muy buen chaval, lo que la hará caer en una vorágine de confusión y sentimientos encontrados.
A Penny Lane le han roto el corazón, la han engañado y jura que no volverá a confiar en un chico jamás. Esto hace, que ella quiera abrir El Club de los Coraz
Las reglas del club son sencillas: sus miembros no tienen permitido salir con chicos, al menos, durante el tiempo que les quede en McKinley High School, es obligatorio asistir a las sesiones del club los sábados por la tarde y siempre estarán dispuestas a ayudar a otra amiga, miembro del club, en lo que sea que necesite. La idea se vuelve cada vez más popular llegando al súmmum con un artículo en el periódico de la escuela, que les granjea el odio de la población masculina, incluido el director del instituto. Y por si eso fuera poco, la líder y fundadora del club, el ejemplo a seguir, empieza a sentirse atraída por Ryan, que parece muy buen chaval, lo que la hará caer en una vorágine de confusión y sentimientos encontrados.
Andrea Bravo
Esta reseña fue extraída de:
http://www.eltemplodelasmilpuertas.com/critica/club-corazones-solitarios/416/
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